Nota de prensa: Otro caso aislado de violencia escolar?

Nota de prensa: Otro caso aislado de violencia escolar?


Una joven malagueña tiene miedo de acudir a clase debido a la presunta agresión que sufrió por parte de unas compañeras que presuntamente grabaron los hechos mediante un teléfono móvil. Según las in formaciones de que disponemos, parece ser que las presuntas agresoras fueron expulsadas del centro docente durante un mes por hechos de esta índole.

Espero que ya a nadie se le ocurra hablar de hechos aislados cuando casi a diario tenemos conocimiento de violencia entre jóvenes y agresiones por parte de menores. Debemos actuar de inmediato para atajar este tipo de actos, que una sociedad que se autodenomina moderna, respetuosa, tolerante, solidaria y no se cuantas cosas más, no se puede permitir.

Las causas del acoso escolar debemos buscarlas en las características personales de los acosadores, personas que suelen tener baja autopercepción y baja autoestima, pero que son hábiles manipuladores y en el uso de las relaciones de dominación-sumisión.

Su víctima puede ser cualquiera, si bien por su cobardía, los acosadores suelen fijarse en personas que no vayan a plantarles cara, física o psicológicamente, por miedo a quedar en ridículo ante el grupo en caso de fracasar en el intento.

Estas personas han aprendido a relacionarse de este modo por diferentes motivos. Quizás fueron víctimas de acoso en otro momento y dedujeron que esta forma de relación era socialmente aceptada en los grupos de iguales y que, de algún modo, los acosadores eran reconocidos por estos. En otros casos, posiblemente recibieron una educación en valores distorsionada en el seno familiar, en otros grupos donde se relacionaron o, recibieron una influencia negativa procedente de determinados filmes o videojuegos inapropiados. Tampoco es extraño que se de una combinación de todas o varias de estas situaciones.

Objetos presentes en nuestra sociedad y destinados a usos adultos están llegando a nuestros hijos, que les están dando una aplicación que como adultos no esperábamos. A ningún padre se le hubiera ocurrido que el móvil con cámara serviría para grabar palizas y humillaciones a compañeros y no para fotografiarse con los amigos.

No solo los casos de acoso y violencia relacionados con las nuevas tecnologías se refieren a imágenes grabadas y difundidas por móvil o internet. La mayor parte de los casos que nos relatan nuestros comunicantes se refieren a amenazas, burlas e insultos transmitidos por vía de SMS de los teléfonos móviles y los sistemas de correo electrónico, mensajería y chat que ofrece Internet.

Este tipo de actos reciben el nombre de ciberbullying y cada vez, desafortunadamente, son más los comunicantes que refieren situaciones compatibles con esta problemática, de los que se ponen en contacto con SOSBULLYING.

Quede claro que no son los medios de comunicación, difundiendo estas noticias, los que provocan que se den nuevas situaciones de este tipo a causa de un posible efecto mimético. Si los niños y jóvenes copian lo hacen de Internet, por lo que aconsejo a los padres que filtren el uso que sus hijos hacen de la red y que solo permitan a los menores usar las nuevas tecnologías de forma responsable, supervisando dicho uso e impidiendo que se pudiera hacer de forma perversa.

Este tipo de hechos, nos hacen reclamar nuevamente cambios legales sin más dilación, que permitan imputar a menores por hechos como los citados y otros más graves que se vienen produciendo y poder exigir responsabilidades a las familias de éstos y su implicación activa en los procesos de reeducación pertinentes, única manera de convertir a los acosadores en personas que sepan relacionarse socialmente en planos de igualdad, respetando a sus semejantes.

No nos podemos permitir vivir en una sociedad donde tenemos conocimiento de casos de violencia juvenil casi a diario, ni atribuir estos hechos al efecto mimético que produce su conocimiento en determinados sectores de jóvenes, incluso responsabilizando, como hacen algunos a los medios de comunicación. Gracias al conocimiento de este tipo de situaciones, la sociedad se está sensibilizando y generando un estado de opinión que ha de servir para exigir esos cambios legales que conduzcan a erradicar la violencia de nuestra sociedad y proteger integralmente a nuestros menores, incluso de otros menores que debido a la impunidad que les ampara, no muestran escrúpulos ante el sufrimiento de sus víctimas.